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BIBLIOTECA LA MERCED

BESTIARIO

EL PERRO

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El perro negro es un animal muy presente en la tradición inglesa, por eso no es de extrañar que aparezcan varios ejemplos en el mundo de Harry Potter.

Por supuesto el primero en el que pensamos es Sirius Black, que en su quinto año en Hogwarts se convirtió en animago para acompañar a su amigo Remus Lupin durante su transformación en hombre lobo; no estaba registrado. La forma de perro negro que adopta es perfecta para él. Sirio es la estrella principal de la constelación del Can Mayor. Tiene este nombre porque es la estrella más brillante del firmamento (la palabra griega seiros significa arder). Obviamente el apellido hace referencia al color del perro en el que se transforma (Black es negro en inglés, en algunos idiomas incluso lo han traducido).

siriusblack

El escudo de los Black, muestra, entre otros detalles, un escudo con dos perros a los lados; no se describe en los libros pero Rowling lo dibujó en el árbol genealógico de los Black. En heráldica el perro generalmente representa la fidelidad al rey en la defensa de sus plazas más importantes. Dos perros pueden significar doble fidelidad.

"Hocicos" y "Canuto" son otros nombres por los que se le conoce. "Hocicos" se refiere a su forma de animago; es también el nombre que les dan los residentes del norte de Inglaterra a los perros negros mágicos de sus leyendas. Se dice que rondan el país por la noche, y suelen ser más grandes que los perros comunes.

 



grimEl Grim tiene la fantasmal forma de un perro negro gigantesco y es para muchos un presagio de muerte, verlo es de tu propia muerte, esto es lo que la profesora Trelawney le dice a Harry las primeras veces que ve a Sirius.

Tanto en el folklore británico como en el escandinavo, "grim" puede ser un término general para referirse a un espíritu casero, pero su acepción más común es la de "grim de iglesia", un guardián de las almas de los difuntos que, en Inglaterra, adopta la forma de un perro negro, grande y greñudo, de mirada feroz. (En Escandinavia puede aparecer también como un caballo, un cordero o un cerdo). Aparece de repente, a veces justo al lado de una persona que camina sola. Suele ser más grande que los perros normales. Puede desaparecer en un instante, casi siempre se le describe con unos ojos inmensos y fulgurantes y, aunque resulte extraño, es silencioso.
Según la tradición inglesa, el grim de iglesia carga con la inmensa responsabilidad de proteger el cementerio del diablo y sus brujas. A comienzos de la era cristiana mucha gente pensaba que, cuando se consagraba un nuevo cementerio, la primera persona que recibiera sepultura allí tendría que proteger el lugar contra la influencia satánica. Pero también se creía que si un perro negro y bueno era enterrado en el lado norte del cementerio, el animal podía asumir el puesto de guardián en lugar del alma humana, que quedaría así liberada y podría viajar hacia el más allá.
El grim suele ser invisible, pero durante una tormenta se le puede ver paseándose por el cementerio. También puede aparecerse a medianoche en la víspera de una muerte, o de pie en la torre del cementerio durante un entierro. Se dice que el clérigo que oficia en el funeral es capaz de decir, por la apariencia del grim, si el alma del difunto irá al cielo o al infierno (Menuda responsabilidad).

grim

 


El gytrash es un espectro del bosque con forma de perro que aparece exclusivamente en el videojuego de la Cámara (con permiso de Rowling, por supuesto).
Es un legendario perro negro conocido en el norte de Inglaterra, espera a los viajeros en los caminos solitarios para descarriar a la gente. Normalmente son peligrosos, pero también los hay benévolos que guían a los viajeros por el camino correcto. Puede aparecer también con la forma de caballo o mula. En algunas zonas de Lincolnshire y Yorkshire son conocidos por el nombre de  'Shagfoal' y toman la forma de una espectral mula o burro con ojos que brillan como carbón ardiendo. Con esta forma se le considera terriblemente maligno (que horror, mejor como perro :-(

gystrash 

 

 

 

 

cancerbero

El cancerbero es un perro gigante de tres cabezas, muy útil para guardar tesoros. En la mitología griega era el perro que custodiaba las puertas del Hades, el infierno. El nombre viene del perro llamado Cerbero, con la palabra can delante. Se describe de formas distintas, según Hesiodo tenia cincuenta cabezas, (aunque la mayoría de las tradiciones las limita a tres), una cola de serpiente y muchas más serpientes que le nacían del lomo, y babeando veneno negro. Según los antiguos textos, saludaba con su rabo de serpiente a los recién llegados al infierno y arremetía ferozmente contra el que quisiera huir. Sin embargo fue calmado por Psique con pasteles de harina y miel, por Orfeo con música y por Hermes con su caduceo (bastón con dos alas entorno al cual se entrelazan dos serpientes).

No dejes de ver el video sobre esta criatura en la sección de Videos.

cancerbero     cancerbero

 

En Harry Potter aparece uno, a ver quién lo recuerda:

¿Cómo se llama? Fluffy (por Liliana Ánderlin)

¿De quién es? de Hagrid (por Liliana Ánderlin)

¿Cuándo aparece? el primer año (por magimago)

¿De dónde sale? Hagrid lo sacó de un griego que conoció en el bar (por eso de que el animalito es de la mitologia griega) (por magimago)

¿Para qué se usa? Hagrid se lo prestó a Dumbledore para proteger la piedra filosofal y estuvo en el tercer piso de Hogwarts por algunos meses (por magimago)

¿Qué pasa con él? Hagrid después lo liberó en el Bosque Prohibido (por magimago)

¿Qué significa su nombre? afelpado, suave, esponjoso, muy a tono con el perrito la verdad jeje (por Liliana Ánderlin)

¿Cómo es en la película? En la película es un rotweiler de tres cabezas (claro, no de verdad, jejeje). (por magimago)

Fluffy

Y ya que estamos, a ver quién recuerda otros perros:

Otro perro negro del mismo propietario:

¿Cómo se llama? Fang (por Liliana Ánderlin)

¿De quién es? de Hagrid (por Liliana Ánderlin)

¿De qué raza? sabueso negro o perro jabalinero, nombre que se utiliza tb para el gran danes (por Liliana Ánderlin)

¿Qué significa su nombre? Significa colmillo, puede ser otro matiz que realmente lo hiciera parecer más amenazador cuando es un cobardica (por Liliana Ánderlin)

¿Cómo es en las películas? Fue cambiado por un mastín napolitano azul (por Liliana Ánderlin)

neca_hagrid



Quién recuerda más cosas:

¿Quién tiene como patronus un perrito? Ron Weasley (por oZo)
(Rowling cree que su patronus también sería un perro)

¿Qué personaje muggle tiene perros? La tía Marge, hermana del tío Vernon (por oZo)
¿Qué raza tiene? bulldogs (por oZo)
¿Cuántos? doce (por oZo)
¿Cómo se llama su favorito? El viejo y mimado Ripper (por oZo)
¿Quién los cuida cuando no está en casa? El Coronel Fubster (por oZo)

Por cierto, este personaje le regaló una vez a Harry una caja de galletas para perro (y eso antes de conocer a Sirius ;-)

Otra criatura, creada por Rowling, que parece un perro con dos colas: Un crup, parecido a un jack russel terrier (Por LordAragorn)

CRUP

Dos personajes que se comparan con perros: Pansy Parkinson y Mundungus Fletcher. (Por LordAragorn)

¿Para qué usa el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas (en concreto, la Subdivisión de Plagas) una docena de perros blancos bien entrenados? Se usan estos perros albinos para perseguir y acechar a los nogtail (Por LordAragorn)

¿En qué cuento de Beedle el Bardo aparecen perros negros? En Babbitty Rabbitty y su tocon carcajeante aparecen unos fieros perros negros. (Por LordAragorn)

 

 


En la mitología

En muchas culturas se ve a los perros como compañeros nobles y fieles y como cazadores. En el mito griego, el cazador Orión iba acompañado por el perro vigilante Sirio. Para el pueblo lakota, de las llanuras centrales de Norteamérica, el espíritu canino ofrece fidelidad al pueblo.
Los perros suelen también asociarse con los muertos. Algunos creen que un perro acompaña el alma en su viaje al otro mundo. Los grabados maoríes de perros simbolizan a los espíritus que han partido, y se cree que protegen a la tribu. En la mitología griega existe un perro con tres cabezas, llamado can Cerbero, que cuida la entrada al mundo inferior, es algo así como el portero del infierno; su equivalente en la mitología nórdica es Garm.
Algunos pueblos africanos creen que los perros tienen clarividencia y que pueden ver en el mundo de los espíritus.

Como perros de caza, a menudo los galgos acompañaban a los héroes celtas, conduciéndolos al mundo inferior. El galgo del dios del sol irlandés tenía poderes divinos: el agua de su baño se convertía en vino, y nunca podía ser derrotado en batalla (ya sabes, la próxima vez que tengas invitados a cenar, antes, baña a tu perro).

El galgo del rey Arturo, Cabal, ayudó a perseguir al jabalí hasta llevarlo al mar. Los galgos del dios del mar celta, también cazaron un jabalí mítico; mientras que la reina de las hadas tenía una piedra que atraía a todos los perros locos de Irlanda, que se arrojaban luego al mar.

En la mitología aborigen australiana el perro y el canguro son enemigos, porque el canguro prometió pintar al perro de manera que éste tuviera un aspecto hermoso, pero el canguro lo pintó tan horrible que, como represalia. Los perros siempre perseguirán a los canguros.


POEMA

 

LEYENDAS

Leyenda Ecuatoriana: “Los loros disfrazados”

Las abuelas indias de una tribu del Ecuador cuentan de qué manera dos hermanos se salvaron de ahogarse durante un gran diluvio. Es una historia antigua y por eso resulta diferente y curiosa.

Por esas tierras y montes hay una altísima montaña que tiene una virtud: cuando las lluvias causan inundaciones, sus cumbres se elevan dando estirones hacia el cielo, de manera que parece una isla que nunca se sumerge. Y fue a esta montaña a la que subieron los dos hermanos, niña y niño, cuando el gran diluvio desbordó mares y ríos.

Sus nombres se olvidaron, pero podemos llamarlos Chonta y Pila.

Cuando vieron que el mar comenzaba a cubrir la tierra, Chonta tomó de la mano a Pila y corrieron hacia la cumbre salvadora que los libró de ahogarse. Toda la montaña temblaba a cada estirón de su mole y los niños tuvieron que quedarse agarrados a las raíces y a las rocas para no rodar hasta los abismos.

En cuanto pasó la lluvia, Chonta y Pila se asomaron a mirar los valles y vieron que todo estaba cubierto de agua. No podían bajar al lugar donde estuvo su cabaña; recorrieron la cumbre y encontraron una caverna que les serviría como refugio. Salieron a buscar algo que comer, pero sólo hallaron unas hierbas duras y raíces.

- ¡Ay! -lloró Pila-, ¡me duelen las tripas de hambre!
- A mí me gustaría tener una cabeza de plátanos y un ananá jugoso -suspiró Chonta.

Corrían entre las rocas levantando piedras para hallar algún bicho, pero en la noche estaban tan hambrientos como al alba.

Una tarde, al caer el sol, llegaron a la caverna sin aliento ya para seguir viviendo.
Entonces la niña vio sobre la piedra donde machacaban las raíces un mantel de hojas frescas y sobre ellas, frutas, carnes, mazorcas de maíz y todo lo que habían soñado comer durante tantos días.

- ¡Mira!, ¿quién habrá traído esta deliciosa comida?- gritó Pila.
- No lo sé- contestó Chonta. Y se abalanzó sobre los manjares sin hacer preguntas.

Pila hizo lo mismo y cuando estuvieron satisfechos se pusieron a dormir.
En sueños oyeron gritos y risas de los guacamayos, esos grandes loros que habitan en las oscuras selvas de los valles.

Al despertar, no tuvieron necesidad de recorrer los montes, porque los misteriosos seres continuaron llevándoles comida día a día. Nunca alcanzaban a verlos; acudían sólo cuando los niños dormían o se alejaban de la caverna.

Sintieron una gran curiosidad de saber quiénes eran los que con tanta generosidad los alimentaban; la curiosidad fue creciendo, sobre todo porque ya no tenían mucho que hacer, sino contemplar los valles convertidos en lagos y jugar.

- Escondámonos cerca, entre las rocas- sugirió Chonta.
- Así sabremos quiénes son- dijo Pila.

Antes del amanecer ambos se escondieron junto a la caverna. Estaban nerviosos e impacientes. Pasaron las horas, el sol empezó a calentar las rocas y, con el calorcito, a los niños les dio sueño.

De pronto, algo que sobresaltó a Pila y a Chonta tembló en el aire como un arco iris. Al poco rato oyeron un fuerte aleteo y sonoros gritos. Se asomaron con cuidado y vieron unos grandes guacamayos los mismos que habitaban en las selvas, cerca de su antigua cabaña.
Sin embargo, su aspecto era diferente, sus plumas de radiantes colores no relucían.
Entonces se dieron cuenta de que los loros venían disfrazados con delantales y gorros de cocineros, lo que a los niños les pareció extraordinariamente cómico.
Les dio tanta risa que no pudieron seguir escondidos.

- Mira, Chonta, son loros disfrazados- se burló Pila.
- ¡Ja, ja, ja!, ¡mira cómo las plumas les asoman por debajo de los delantales y de los gorros! -gritó Chonta, sujetándose la barriga de risa.

Los loros se enojaron al oír las burlas. No les gustó tampoco haber sido descubiertos. Con las plumas erizadas y los ojos chispeantes volaron lejos, llevándose la comida.

Los niños rieron largo rato; pero al ver que los guacamayos no regresaban y que luego pasaron los días sin que les trajeran alimentos, comprendieron su imprudencia y su ingratitud.

- Ahora moriremos de hambre por habernos reído de nuestros amigos -gimió Pila.
- Tal vez si les pedimos perdón, los hermosos guacamayos vuelvan a salvarnos- razonó Chonta.

Con sus últimas fuerzas, gritaron mañana y tarde pidiendo perdón a sus bienhechores por haberlos espiado y por burlarse de sus disfraces.
Al día siguiente, con gran rumor de plumas, los guacamayos regresaron; esta vez no llevaban vestimentas sino que lucían su maravilloso colorido.

Los niños crecieron y engordaron con la buena alimentación y con la alegría de tener tan graciosos amigos.

Todas las tardes se asomaban a los abismos para ver si el agua bajaba en los valles; y así comprobaron que lentamente volvían a formarse los ríos, las lagunas y los mares; la tierra se secaba y surgían las selvas.

Un día Pila y Chonta decidieron regresar al lugar donde estuvo su cabaña, pero no querían perder a los loros, no sólo porque los habían alimentado, sino porque eran unos pájaros muy bellos. Sus parloteos, sus cantos y sus vuelos luminosos eran una compañía reconfortante.

- Guardemos uno para nosotros- resolvió Pila, convertida en una muchacha-. Así no tendré tanto que trabajar cocinando.

Cuando los guacamayos vinieron como siempre, con los alimentos, entre los dos hermanos apresaron a uno de ellos y le recortaron las alas para que no pudiera volar.

- Perdónanos por hacerte esto, amigo, pero no queremos perderte al bajar al valle - le explicaron.

Lo llevaron consigo montaña abajo, amarrado de una pata.

Pero estas aves nunca abandonan a uno de los suyos, así que toda la bandada siguió a los muchachos hasta el sitio donde antes vivieran.

En el valle los guacamayos se transformaron en seres humanos, en muchachas y muchachos alegres y hermosos: sus ojos brillaban y sus cabelleras tenían reflejos multicolores.

Pasó el tiempo. Pila y Chonta se casaron con aquellos seres de extraña belleza, llenos de buena voluntad. Según la leyenda, este es el origen de una raza indígena ecuatoriana.

Las abuelas de las tribus concluyen así la historia:

“Aquellos loros misteriosos fueron dioses de las antiguas selvas y sus virtudes y poderes benéficos se transmitieron a sus descendientes”.

Mitología asturiana: El Cuélebre

Cuélebre

El cuélebre es una serpiente alada que custodia tesoros y personajes encantados. Vive en las simas, cuevas y fuentes de gran cavidad subterránea, su aliento es fétido y venenoso y sus silbidos se oyen a gran distancia. Ataca y devora a las personas y a los animales, y sus escamas son tan duras que rechazan las balas. El cuélebre crece incesantemente, y a medida que se va haciendo viejo sus escamas se hacen más grandes y más duras, entonces la tierra ya no basta para sostenerlo y tiene que partir hacia la Mar Cuajada. Se dice que en el fondo de este mar hay montones de riquezas, pero los hombres no pueden apoderarse de ellas por causa de la vigilancia de los cuélebres.

El mito del cuélebre es semejante al mito griego del dragón que custodiaba las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, cuyo robo constituyó uno de los doce trabajos de Hércules. Asimismo, el vellocino de oro robado por los argonautas también estaba custodiado por un terrible dragón cuyos ojos no conocían el sueño. Jasón logró adormecerle con el auxilio de los hechizos de su amiga, la poderosa maga Medea, y matar al dragón.

Dragón en el jard�n de las Hespérides Jasón con el vellocino

Los dragones y serpientes fabulosas constituyen un mito que se extiende por todas las culturas de la tierra. El dragón es el guardián de tesoros de oro y de sabiduría, cuya misión es probar el valor del futuro héroe. Así sucede tanto en los relatos bíblicos, como en las cosmologías y mitologías de Babilonia, de Egipto, de la antigüedad grecorromana, de los países escandinavos, celtas y germánicos, y también en el extremo Oriente, China y Japón. Mientras que en las mitologías europeas se asocia la figura del dragón con la encarnación del mal (la palabra griega drakos designa tanto al dragón como al demonio), los dragones orientales y asiáticos son considerados como animales sagrados, dioses benefactores que rigen la lluvia, los vientos y cuidan de las cosechas. Sus genes están en el origen de las grandes dinastías imperiales, cuya divinidad se fundaba en la sangre de dragón que corría por sus venas. Y en la India, los dragones son los productores del soma, la bebida de la inmortalidad.

Dragón según la mitolog�a europea
En oriente el dragón es animal sagrado

En Asturias, el cuélebre ha dejado numerosas leyendas y algunos rastros en la toponimia. Así, La Cueva del Cuélebre, en Noriega (Ribadesella); las Cuevas del Cuélebre, en Mestas de Con (Cangas de Onís), el Pozo del Cuélebre, en Cuerres (Cangas de Onís), la Fuente’l Cuélebre, en Intriago (Cangas de Onís), la Ramada del Cuélebre, en Sobrefoz (Ponga) y en Pandefresnu (Caso); la Peña’l Cuélebre, en Miera (Salas) o la braña de Valdecuélebre (Somiedo).

Entre los relatos mitológicos, cabe destacar la leyenda del culebrón del convento de Santo Domingo, en Oviedo, que habitaba en una cueva detrás del convento e iba devorando los frailes uno a uno, hasta que un fraile cocinero le dio a comer un pan relleno de alfileres que le ocasionó la muerte. Similares a ésta, se cuentan otras leyendas tradicionales como la del cuélebre de Brañaseca (Cudillero), al que los vecinos tenían que alimentar con boroña y pan de centeno para que no devorase sus ganados y al que finalmente dieron muerte arrojándole una piedra calentada al rojo vivo, al grito de: ¡Abre la boca, culebrón, que ahí te va el boroñón!. Otros cuélebres asturianos fueron muertos por los vecinos de Perllunes (Somiedo), mediante una rueda de carro al rojo vivo; por los vecinos de Biescas (Calgas del Narcea), con una rueda de carro al rojo vivo; mientras al cuélebre que habitaba en una cueva de Salinas (Castrillón) se le intentó dar muerte de la misma forma, pero éste se arrojó al mar y enfrió la piedra que había tragado. También se cuentan numerosas leyendas acerca de cuélebres que salieron volando en dirección al mar, pero quedaron enganchados con sus enormes alas entre los árboles, donde murieron de inanición dando espantosos bramidos. Así, por ejemplo, los cuélebres que habitaban en sendas cuevas de Casazorrina y Figares, en el concejo de Salas.

Distintas representaciones de este animal mitológico en el arte asturiano pueden verse en la sillería del coro de la Catedral de Oviedo, en la iglesia de Santa María de Celón (Allande), en la iglesia de San Emeterio de Sietes (Villaviciosa), así como en los escudos de armas del palacio de Mon (San Martín de Oscos) y del linaje de Labra (Cangas de Onís) y en algunos hórreos y paneras de estilo Villaviciosa, del siglo XVI.

Representación de un cuélebre en la iglesia de Sietes - Villaviciosa, Asturies.

Mitología. El origen de la muerte. Australia

Los mitos aborígenes tratan la muerte como una consecuencia de los errores humanos. No era inevitable, y los heroicos seres ancestrales del Periodo de Creación tuvieron la oportunidad de vivir eternamente; pero a causa del odio, la estupidez o la codicia, el don de la inmortalidad se escapó de las manos de a humanidad y sólo lo conservaron la luna, que crece y mengua todos los meses, y el cangrejo, que se deshace del caparazón viejo y se cubre con otro nuevo.
Según los worora de los Kimberleys occidentales, un tal Widjingara fue la primera persona que murió, en una batalla contra unos wandjinas (Espíritus ancestrales de la Época del Sueño aborigen. Cada clan tiene un wandjina, asociado con un animal concreto, como antepasado protector). Querían raptar a una mujer que estaba prometida en matrimonio a otro hombre y Widjingara luchó para que se respetasen las reglas matrimoniales instituidas por Godoy y Djunggun. Depositaron su cuerpo en un ataúd de corteza, y su esposa, la Pitón de Cabeza Negra, inició el duelo: se afeitó el pelo y se frotó el cuerpo y la cabeza con cenizas, inaugurando así la tradicional forma aborigen de mostrar duelo.
Como Widjingara regresó de la tumba, con el cuerpo renovado, la Pitón de Cabeza Negra se enfadó “¿Por qué has vuelto?”, preguntó. “¡Mírame! ¡Yo que me había afeitado la cabeza y la había ennegrecido con cenizas!” Enfurecido a su vez por la mala acogida de su esposa, Widjingara regresó indignado a la tumba y más adelante se transformó en el gato nativo (dasyurus), marsupial nocturno australiano semejante al gato doméstico. Desde entonces se perdió la posibilidad de rejuvenecer: todos tenemos que morir, y la pitón parece guardar luto continuamente.
Hasta que la interrumpieron los misioneros a principios del siglo XX, los worora tenían la costumbre de tender los cadáveres sobre una plataforma funeraria hasta que se pudría la carne y se colocaban los huesos en una cueva, en la región natal del difunto. Si la plataforma no se construía con sumo cuidado, el gato nativo, manifestación viviente de Widjingara, podía cebarse en el cadáver.

Leyenda india: “Las tres pipas”

Indios fumando la pipa de la paz

Una vez, un miembro de la tribu se presentó furioso ante su jefe para informarle que estaba decidido a tomar venganza de un enemigo que lo había ofendido gravemente. Quería ir inmediatamente y matarlo sin piedad.

El jefe lo escuchó atentamente y luego le propuso que fuera a hacer lo que tenía pensado, pero antes de hacerlo llenara su pipa de tabaco y la fumara con calma al pie del árbol sagrado del pueblo.

El hombre cargó su pipa y fue a sentarse bajo la copa del gran árbol.
Tardó una hora en terminar la pipa. Luego sacudió las cenizas y decidió volver a hablar con el jefe para decirle que lo había pensado mejor, que era excesivo matar a su enemigo pero que sí le daría una paliza memorable para que nunca se olvidara de la ofensa.
Nuevamente el anciano lo escuchó y aprobó su decisión, pero le ordenó que ya que había cambiado de parecer, llenara otra vez la pipa y fuera a fumarla al mismo lugar.

También esta vez el hombre cumplió su encargo y gastó media hora meditando. Después regresó a donde estaba el cacique y le dijo que consideraba excesivo castigar físicamente a su enemigo, pero que iría a echarle en cara su mala acción y le haría pasar vergüenza delante de todos. Como siempre, fue escuchado con bondad pero el anciano volvió a ordenarle que repitiera su meditación como lo había hecho las veces anteriores.

El hombre medio molesto pero ya mucho más sereno se dirigió al árbol centenario y allí sentado fue convirtiendo en humo, su tabaco y su bronca. Cuando terminó, volvió al jefe y le dijo: “Pensándolo mejor, veo que la cosa no es para tanto. Iré donde me espera mi agresor para darle un abrazo. Así recuperaré un amigo que seguramente se arrepentirá de lo que ha hecho”.

El jefe le regaló dos cargas de tabaco para que fueran a fumar juntos al pie del árbol, diciéndole: “Eso es precisamente lo que tenía que pedirte, pero no podía decírtelo yo, era necesario darte tiempo para que lo descubrieras vos mismo”.

Leyenda esquimal sobre la Aurora Boreal

“Los límites de la tierra y el mar son bordeados por un inmenso abismo, sobre él aparece un sendero estrecho y peligroso que conduce a las regiones celestiales. El cielo es una gran bóveda de material duro, arqueado sobre la tierra. Hay un agujero en él a través del que los espíritus pasan a los verdaderos cielos. Sólo los espíritus de aquellos que tienen una muerte voluntaria o violenta y el cuervo, han recorrido este sendero. Los espíritus que viven allí encienden antorchas para quitar los pasos de las nuevas llegadas. Esta es la luz de la aurora. Se pueden ver allí festejando y jugando a la pelota con un cráneo de morsa.
El sonido silbante y chasqueante que acompaña, a veces, a la aurora son las voces de esos espíritus intentando comunicarse con las gentes de la tierra. Se les debería contestar siempre con voz susurrante. A los espíritus celestiales se les llama ‘selaimut2’, ‘sky-wellers’, moradores del cielo”.

Leyenda India: “El Amor, el Individuo y la Pareja”

Pareja sioux

Cuenta una vieja leyenda de los indios sioux que, una vez, hasta la tienda del viejo brujo de la tribu llegaron, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

- Nos amamos -empezó el joven.
- Y nos vamos a casar -dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo.
- Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán.
- Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos.
- Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor -repitieron-, ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo… -dijo el viejo después de una larga pausa-. Pero no sé… es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa -dijeron los dos.
- Lo que sea -ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo-, Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.

- Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno y cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta… salgan ahora.

Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur… El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.

El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.

- Volaban alto? -preguntó el brujo.
- Sí, sin dudas. Como lo pediste… ¿y ahora? -preguntó el joven- ¿lo mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No -dijo el viejo.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne -propuso la joven.
- No -repitió el viejo-. Hagan lo que les digo. Tomen las aves y atenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero… Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros.

El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

- Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, “vuelen juntos pero jamás atados”.

Leyenda Maya: “El Canancol”

Yum Kaax - Dios del Ma�z

Cuénteme, don Nico: ¿por qué pone ese muñeco con esa piedra en la mano en medio de su milpa?, pregunté un día a un ancianito agricultor.
Su cara se animó con una sonrisa de niño, en tanto que me contestaba: Sé que usted no cree, pero le diré: soy pobre, muy pobre y no tengo quien me ayude a cuidar la milpa, pues casi siempre cuando llega la cosecha, me roban el fruto de mis esfuerzos. Este muñeco que ve no es un muñeco común; es algo más; cuando llega la noche toma fuerzas y ronda por todo el sembrado; es mi sirviente… Se llama Canancol y es parte mía, pues lleva mi sangre. El sólo me obedece a mí… soy su amo.

Don Nico siguió diciendo: Después de la quema de la milpa se trazan en ella dos diagonales para señalar el centro; se orienta la milpa del lado de Lakín (Oriente) y la entrada queda en esa dirección. Terminado esto, que siempre tiene que hacerlo un men (hechicero) se toma la cera necesaria de nueve colmenas, el tanto justo para recubrir el canancol, que tendrá un tamaño relacionado con la extensión de la milpa. Después de fabricado el muñeco, se le colocan los ojos, que son dos frijoles; sus dientes son maíces y sus uñas, ibes (frijoles blancos); se viste con holoch (brácteas que cubren las mazorcas). El canancol estará sentado sobre nueve trozos de yuca. Cada vez que el brujo ponga uno de aquellos órganos al muñeco, llamará a los cuatro vientos buenos y les rogará que sean benévolos con… (aquí se dice el nombre del amo de la milpa), y le dirá, además, que es lo único con que cuenta para alimentar a sus hijos.

Terminado el rito, el muñeco es ensalmado con hierbas y presentado al dios Sol y dado en ofrenda al dios de la lluvia; se queman hierbas de olor y anís y se mantiene el fuego sagrado por espacio de una hora; mientras tanto, el brujo reparte entre los concurrentes balché , que es un aguardiente muy embriagante, con el fin de que los humanos no se den cuenta de la bajada de los dioses a la tierra. Esta es cosa que sólo el men ve.

Ah Kin - Dios del Sol Maya Chaac - Dios del Agua

La ceremonia debe llevarse a efecto cuando el sol está en el medio cielo. Al llegar esta hora, el brujo da una cortada al dedo meñique del amo de la milpa, la exprime y deja caer nueve gotas de sangre en un agujero practicado en la mano derecha del muñeco, agujero que llega hasta el codo.

El men cierra el orificio de la mano del muñeco, y con voz imperativa y gesticulando a más no poder, dice a éste: Hoy comienza tu vida. Este (señalando al dueño), es tu señor y amo. Obediencia, canancol, obediencia… Que los dioses te castigarán si no cumples. Esta milpa es tuya. Debes castigar al intruso y al ladrón. Aquí está tu arma. Y en el acto coloca en la mano derecha del muñeco una piedra.

Durante la quema y el crecimiento de la milpa el canancol está cubierto con palmas de huano; pero cuando el fruto comienza a despuntar, se descubre… y cuenta la gente sencilla que el travieso o ladrón que trate de robar recibe pedradas mortales. Es por lo que en las milpas donde hay canancoles nunca roban nada.

Es tan firme esta creencia, que si por aquella época y lugar se encuentra herido algún animal, se culpa al canancol.

El dueño, al llegar a la milpa, toma sus precauciones y antes de entrar le silba tres veces, señal convenida; despacio se aproxima al muñeco y le quita la piedra de la mano; trabaja todo el día, y al caer la noche, vuelve a colocar la piedra en la mano del canancol, y al salir silba de nuevo. Cuando cae la noche, el canancol recorre el sembrado y hay quien asegura que para entretenerse, silba como el venado.

Después de la cosecha se hace un hanincol (comida de milpa) en honor del canancol; terminada la ceremonia se derrite el muñeco y la cera se utiliza para hacer velas, que se queman ya en el altar pagano, ya en el altar cristiano.

Y calló el viejecito después de haber hablado con acento de creyente perfecto.

Leyenda tomada del libro “El alma de Campeche en la leyenda maya” de Elsie Encarnación Medina E.

Mitología asturiana: El Nuberu

Del norte de la península ibérica y extendida por el territorio astur proviene esta entrañable historia perteneciente a su mitología particular:

El nuberu es un gigante de largos brazos, tiene unas grandes orejas, un rostro muy arrugado y algunos dicen que es tuerto de un ojo o al menos ve muy bien de un ojo; viste pieles de cabra y oveja y cubre su cabeza con un sombrero vaqueiro. El nuberu es un ser malvado, señor de las tormentas, el granizo, el orbayu, las lluvias y la neblina. Vive según dicen en Egipto, donde es bien conocido, se llama Juan Cabrito, tiene mujer, hijos y hasta un criado.

Feo, feo

El nuberu se dedica a esparcer los vientos y las tormentas por toda Asturias, se mueve de un lugar a otro montado en las nubes y de vez en cuando baja a ver el resultado de sus hazañas.

Nuberu en plena faena

Es olvidadizo y aveces pierde las nubes que le transportan, entonces tiene que quedarse en las casas que encuentre, si los lugareños le tratan bien hará que su cosecha sea fructífera, para ello hará que las nubes descarguen sobre su cosecha lluvias beneficiosas y le quitará las serpientes de sus campos. En cambio si se le trata mal, arrojara serpientes (que siempre guarda en un saco), rayos y granizo sobre las tierras de esa persona.

Toda las mañanas se levanta a facer la truena (hacer tormentas), vuelve a media noche después de haber lanzado los truenos y recoger lagartos y culebras que su mujer, le prepara para cenar.

Odia especialmente a los curas, puesto que estos pueden hacer conjuros para librarse de el. Uno de esos métodos de ahuyentamiento que mas odia el nuberu son las campanas de las iglesias (cuanto mayor sea la campana, mayor sera su efecto). No le gustan las palas de hornear, los carros o los trébedes puestos al revés. No soporta el olor de los humos de romero o laurel y expecialmente las velas benditas. También odia las hachas puestas en los tejados con el filo hacia arriba. Una de las cosas que más encoleriza al nubero es la costumbre de algunos curas de situarse en el ayuntamiento rodeado de niños pequeños, pensando que la inocencia de los niños favorecerá al mismo.

Como nacio el vino (Persa)

Había una vez, hace muchos siglos, un rey persa llamado Jamshid, apasionado por las uvas. Las mujeres de su harém le traían fuentes enormes y lustrosos racimos, de todos los tonos y fragancias imaginables, que él desgranaba, displicente, sólo atento a las sorpresas que podía depararle el ocio.
A fin de saborearlas todo el año, cuando concluía la temporada las guardaba dentro de unas vasijas en una habitación fresca de su palacio. Un día descubrió que las uvas habían estallado y que un líquido espeso manaba de ellas. Era un licor que olía fuertemente a una acritud que en nada recordaba la dulzura de los frutos. Jamshid, descorazonado, tuvo la certeza de que el jugo se había convertido en veneno y advirtió a sus cortesanas del peligro.
Una de ellas, habiendo perdido los favores del rey y, por lo tanto el sentido de la vida, decidió suicidarse y se deslizó en la celda de las ánforas. Bebió un sorbo de la extraña pócima y se sintió inmediatamente mareada. Las piernas le temblaban y su corazón empezó a rebosar dentro de ella. Su piel se estremecía y cada vez más su cuerpo probaba un llamado a la alegría y al deseo. Entonces tomó una jarra, la llenó del brebaje oscuro y se dirigió a la alcoba del rey cayendo a sus pies en medio de risas y rubores.
El rey no pudo contenerse ante una imagen tan plena de felicidad y probó aquella pócima que no era más que licor. De pronto había subido también a las estrellas. Danzaron, rieron y se amaron. Ella reconquistó a su amante y la humanidad ganó el privilegio del vino.

La fuente de la Xana (Ávila)

En el siglo VIII, el rey Mauregato de la pequeña monarquía asturiana, se había comprometido con los musulmanes a entregarles 100 doncellas cada año para desposarse con ellas. El rey, celoso de su pacto, elegía cuidadosamente a las doncellas mas bellas del reino para ser entregadas. Un nutrido grupo de guerreros recorría ciudades y aldeas para elegir a las doncellas y éstas, pese a oponer resistencia, eran llevadas por la fuerza.

Sucedió un día que los guerreros se enteraron de que en Illas (Avilés), existía una joven muy bella, y raudos, hacia allí encaminaron sus pasos. Belinda, que así se llamaba la joven, sin sospechar en un principio los deseos de los visitantes, los recibió amablemente, pero cuando fue capturada, con gran habilidad consiguió que sus guardianes le permitieran ejecutar bellas danzas y canciones. La joven les ofreció bailar para ellos una danza maravillosa, pero esta tenía que ejecutarse en el campo, a la luz de la luna. Los guerreros, encantados con la gracia de Belinda, accedieron a su deseo y aquella misma noche salieron al campo.
Una vez que se vio libre, la joven corrió desesperadamente hasta una fuente no muy lejana con el deseo de esconderse en aquel lugar y asi burlar a sus captores. Una vez en la fuente, oyó con gran sorpresa como de su interior salía una voz que le decía: “Si quieres ser tu mi xana vivirás días dichosos”. La joven, al oír estas palabras, preguntó que debía hacer para convertirse en xana; la respuesta no se hizo esperar: “Bebe un sorbo de mi agua, y te verás libre de los soldados y acabarás con el tributo”. Belinda así lo hizo y se convirtió en una joven de belleza sobrenatural.
Cuando los soldados llegaron al lugar intentaron capturarla de nuevo, pero la joven xana los miró con sus maravillosos ojos verdes e inmediatamente todos los soldados se convirtieron en carneros.

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Los días pasaron y el Rey, impaciente, viendo que sus soldados no volvían, mando otro grupo a Illas para cumplir su orden, pero estos tampoco volvieron. El Rey, alarmado, mando reunir a todos sus soldados y, a la cabeza del ejercito, se dirigió a Illas. Cuando llego al lugar pudo ver una gran cantidad de ovejas y carneros que pastaban apaciblemente alrededor de una fuente en la que se encontraba sentada una joven hermosísima que hilaba blancos copos de lana. Viendo que se trataba de un ser sobrenatural, se dirigió a ella y le pregunto si había visto a sus soldados, a lo que la xana le respondió que el no había enviado soldados, sino corderos. El Rey, enfurecido, contesto: “Repito que eran soldados, como los que vienen detrás de mi”, a lo que la xana contesto burlonamente: “También son corderos, y tu puedes ser el pastor”. El Rey volvió la cabeza y pudo ver como todo su ejercito se había convertido en un rebaño de mansos corderos; asimismo, sus lujosas ropas se habían transformado en las pobres prendas de un pastor. Entonces, tembloroso, suplico a la xana que deshiciera el encantamiento y que el se comprometería a cumplir lo que ella deseara. La joven le pidió que renunciara al tributo de las cien doncellas, cosa que el Rey acepto de inmediato y mando un mensajero al reino musulmán para que explicara que el pacto quedaba roto ante la imposibilidad de cumplirlo.
Desde entonces las doncellas no volvieron a ser capturadas.

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